Reseña: Camila

Camila, es una película que nos muestra la vida en la Argentina del siglo XIX, una Argentina donde prevalece el miedo y el orden impuesto por el dictador Juan Manuel de Rosas. María Luisa Benberg, la directora de la película, nos presenta una historia real de amor impío entre dos disidentes al gobierno Rosista, Camila O'Gorman, una muchacha de la alta sociedad Argentina, y Ladislao, un sacerdote en la época del gobierno de Rosas, época en la cual la iglesia y el gobierno trabajaban unidos para beneficio de ambos.

La trama de la historia comienza cuando Camila conoce al Padre Ladislao y se enamora completamente de él. Conviene decir que Camila tenía una visión muy contraria a la de sus amigas, hermanas, y la sociedad en general en cuestión del matrimonio. Para ella su hombre ideal era un “sueño”, un hombre diferente, con sentimientos, no contaminado con las ideas autoritarias de Juan Manuel de Rosas. Y el padre Ladislao, un hombre diferente, que no compartía las ideas de Rosas --pues podemos ver en su primera aparición en la película que no lleva puesta la divisa punzó, señal de apoyo a Rosas-- era precisamente ese sueño hecho realidad. Mientras tanto, para las amigas de Camila, y para el gobierno, el matrimonio era para combatir el caos; los sentimientos pasaban a segundo plano, solo les importaba el físico y la posición social.

El amor entre Camila y Ladislao era un amor verdadero pero como era de esperarse, las leyes de la época no aceptaban este amor, pues además de un sacrilegio contra la iglesia, para el gobierno de Rosas, era un delito que se tenía que castigar para que otros no lo cometieran. Como consecuencia, y al igual que el toro del “Matadero” de Esteban Echeverría, Camila y Ladislao valientes deciden huir en busca de paz y de una nueva vida lejos de las personas que no aceptan su amor. Sin embargo, también al igual que Matasiete logra domar y desjarretar al toro, Juan Manuel de Rosas y la iglesia capturan y fusilan a Camila, quien estaba embarazada, y a Ladislao.

La película nos provee una visión clara de cómo era la vida de los Argentinos con Rosas como su gobernante. Podemos percibir como las personas que no compartían las mismas opiniones que las de Rosas eran castigadas, y por miedo, nadie te atrevía a cuestionar las acciones del gobierno. Como nos dice Echeverría en su cuento “el Matadero” lo único que de Rosas quería era “reducir al hombre a una maquina cuyo móvil principal no (era) su voluntad sino la de la Iglesia y el gobierno” (Huellas, p. 233).

La iglesia no podía disentir ante los hechos del gobierno Rosista, mas bien muchas veces cooperaba con este, o era indiferente ante la consumación de “pecados” que ningún buen católico debería de cometer, entre estos ejecuciones, e injusticias. Al igual que la película, Esteban Echeverría autor de “El Matadero” critica duramente a la iglesia por la hipocresía con la que viven los que se decían ser buenos católicos, entre ellos al muy católico Restaurador, Juan Manuel de Rosas. Pues si bien un buen católico se debería de abstener de comer carne durante la cuaresma, y los ministros de la iglesia no permitían relajar las costumbres católicas, Echeverria nos relata con una fina ironía que el Restaurador contaba con “permiso especial de su Ilustrísima para no abstenerse de carne, porque siendo tan buen observador de las leyes, tan buen católico y tan acérrimo protector de la religión, no hubiera dado mal ejemplo…” (Huellas pg. 234). Echeverría al usar la ironía nos quiere decir todo lo contrario, pues de Rosas ni era un buen observador de leyes, ni tan buen católico, y mucho menos daba buenos ejemplos a la sociedad y para muestra tenemos la ejecución del Camila y Ladislao cuyo único pecado fue enamorarse.

La película y el cuento “el Matadero” nos muestran la importancia del orden en la época de Rosas, y las atrocidades que se cometían para mantenerlo. Rosas no permitía ningún “toro” disidente que causara caos en su Matadero y se opusiera a su gobierno. Rosas mantenía el orden por medio de la implantación del miedo en la gente, como cuando los secuaces de Rosas que están en el matadero quieren meterle miedo al joven unitario que pasa con gallardía por el matadero, y con ejecuciones públicas como la del librero Mariano, cuya cabeza fue puesta en la entrada de una iglesia. Aquí a filosofía de Rosas de “veinte gotas de sangre derramadas a tiempo evitan derramar veinte mil” se puso en práctica para mostrarle a la gente que en todas partes estaba presente Rosas y por lo tanto debía ser obedecido.

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